FRIEDERIKE MÜLLER

CUANDO DIBUJO, ME SIENTO CONECTADA A MÍ MISMA Y ANCLADA AL MOMENTO PRESENTE.

FRIEDERIKE MÜLLER

Cuando pinto entro en un estado de silencio interior y relajación profunda. Me siento libre y en abundancia, como en un universo de infinitas posibilidades. Es el proceso lo que me interesa, no el resultado.

SER CREATIVIDAD

Mi historia

"Conozco el dolor de no haber explotado un potencial"

Rika

Desde siempre me recuerdo dibujando y pintando. Todavía muy pequeña, en el Kindergarten me pasé largos ratos creando mundos, seres e historias con trazos y colores.

6 AÑOS
MI LLEGADA
AL COLEGIO

Al entrar en el colegio con seis años, experimenté mucha intimidación y bloqueo por la rigidez, presión y las expectativas del sistema educativo. Me volví muy callada y retraída. Me expresé a través de mis dibujos y pinturas alegres, pero siempre fuera del colegio, en los recreos o en casa. Allí no había espacio para ello.

LA ETAPA
DEL
INSTITUTO

En el instituto mi situación interior se volvió más oscura y difícil. La vulnerabilidad se vistió de rebelión, los traumas, las heridas me llevaron a la ansiedad y aislamiento.

Me escondí y dibujé. Y eso me salvó.

Mis dibujos ya no eran alegres. Expresaban lo que sentía, comunicaban al mundo mi interior. No planificaba mis dibujos. Me senté y me dejé llevar. Me permití dejar salir desde mi inconsciente lo que habitaba mi corazón. Entonces me podía conectar conmigo y con el momento presente a pesar del dolor y el miedo. Sentía consuelo en estos momentos, algo me sostenía. Pintaba para calmarme y entrar en este estado tan ambiguo de olvido absoluto de mi misma, pero de profunda conexión y paz a la vez. En términos de neurociencia regulaba mi sistema nervioso o estimulaba mi sistema parasimpático. Me relajé.

Llené diarios y libretas de pequeños dibujos, pinturas y textos, que llevé siempre conmigo dondequiera que fui. Pero no eran las imágenes que plasmé en sí lo que importaba, era el estado de silencio al que podía volver una y otra vez. Sabía que esto no lo podía hacer si dependía de resultados u opiniones. Este espacio tenía que ser protegido, libre de ambición, expectativas o la posibilidad de fallar o fracasar. No existía el error.

Al terminar el instituto quise estudiar Bellas Artes, pero después de tres intentos fallidos de entrar en la carrera abandoné y me inscribí en varias otras carreras sin encontrar mi sitio.

Mis dibujos se volvieron muy pequeños, casi invisibles. Hasta que lo dejé totalmente durante muchos años.

Fue con mi hijo que lo retomé. Fue con el que pude enfrentarme de nuevo a una hoja blanca. Su libertad y curiosidad me ayudaron a recordar algo que se me había olvidado: ser creativo significa ser libre y desapegada del resultado y disfrutar del proceso.

NIÑOS,
PHOTOSHOP
Y YO

Cuando empecé hace un tiempo con clases de Photoshop, me encontré otra vez con un mundo inesperado de posibilidades y riqueza. Empecé a manipular mis trabajos antiguos y actuales con el programa y pronto también dibujos y pinturas que hice junto con mi hijo. Sorprendentemente, la fusión del trabajo manual y artesanal con el digital enseguida me fascinó. Es como si se unieran los dos hemisferios cerebrales.

Nunca hubiera imaginado trabajar apasionadamente con un programa informático y delante de una pantalla, porque siempre sentí más bien rechazo hacia las técnicas contemporáneas digitales.

Surgieron pequeñas obras de mucha belleza, fantasía y alegría cuando colaboramos mi hijo, el Photoshop y yo. Desde entonces, me encanta la colaboración con los niños. Y digo colaboración y no clases porque no solo me inspiran y me enseñan a crear con atrevimiento y alegría, sino porque me demuestran una y otra vez que son ellos mis maestros y genios a la hora de materializar y expresar el potencial creativo que en todos nosotros vive o duerme.

"La creatividad es innata.

Nacemos curiosos, sin filtros, sin juicios ni expectativas.

Con ganas de explorar la vida jugando y divirtiéndonos".

Rika